Como ya os he comentado varias veces, muy prontito estará lista mi web (de la mano de Winter Studio) y mientras tanto yo estoy preparando y ampliando mi portfolio para poder mostrar mi trabajo en condiciones. Uno de los servicios que quiero ofrecer pero con el que no he tenido aún mucha experiencia es la fotografía de producto, así que el otro día me puse en contacto con Lana Neble (de la que ya hablé en este post de «Personas que inspiran») y le ofrecí una sesión de producto para sus ilustraciones. Un bonito intercambio: ella conseguía las fotos para su trabajo, y yo conseguía práctica y las fotos para mi portfolio.
Como os decía, no tenía mucha experiencia previa en este campo, al menos nada serio, así que os voy a contar cómo fue este primer contacto y las cosas que he aprendido.
Lo más importante es conocer bien lo que vas a fotografiar para elegir el lugar en consecuencia. En este caso, la suerte estuvo de mi parte y me salió bien la cosa sin organizarlo, pero después me di cuenta de que debería haber previsto todo. Hicimos la sesión en casa de Lana, que es al mismo tiempo su estudio. Fue todo un acierto ya que nos sirvió en algunas fotos para incluir elementos de ese entorno y además en su piso había una luz preciosa. Pero más adelante me di cuenta de que podría haberse dado el caso de que su piso fuera un interior sin luz, tuviera el estudio en otra parte u otra serie de situaciones que habría que anticipar.
En cuanto a conocer el producto, no sólo es necesario para escoger el lugar perfecto para la sesión, sino para hacerte una idea de qué imágenes encajarán mejor para mostrarlo. Conozco el trabajo de Lana desde hace muchos años, así que tenía más o menos claro qué transmitir con las fotografías, pero si no hubiera sido el caso, creo que es muy importante hacer una labor de investigación no sólo de los productos en sí, sino de la marca, su imagen, sus valores… Una fotografía es el reflejo de todo eso, y para saberlo mostrar hay que conocerlo.
La verdad es que una de las mejores cosas de la fotografía de producto es poder trabajar con personas y proyectos que te motivan o te interesan. Es inevitable ponerle un extra de interés y volcarte muchísimo más en ello. Por eso me gustan estos intercambios artísticos. Es una forma de enriquecerte personal y profesionalmente, y además es bonito contribuir con proyectos que están creciendo. Vivimos en un mundo muy egoísta, en el que la gente sólo piensa en el beneficio propio, pero a mí siempre me han gustado las colaboraciones, el ayudar al otro, tender la mano a gente cuyo trabajo piensas que merece la pena. Es la única manera de cambiar las cosas, de fomentar el emprendimiento.
Pero bueno, volviendo a la fotografía de producto, sé que aún me queda mucho por delante, muchas cosas que aprender, pero después de trabajar con Lana me he dado cuenta de que me interesa mucho este campo. Yo siempre he sido más de fotografiar personas (es algo que me encanta y siempre va a ser así), pero quiero mover también esto, formar parte de otros proyectos a través de mis fotografías y ganar experiencia. En este mundo, todo es experimentar. Hace unos años jamás habría pensado que encontraría interesante este tipo de trabajo (me refiero a la fotografía de producto), pero una vez que lo he probado he visto que no era como pensaba. Lo veía como algo frío y no es para nada así. Supongo que también depende del proyecto, no es lo mismo trabajar para Coca-Cola que para Lana, pero mi interés está en estos proyectos pequeños o medianos y ahí sé que sí voy a disfrutar.
Así que si estáis pensando en experimentar con la fotografía de producto, mi consejo es que busquéis un proyecto bonito, algo que os guste, que vaya acorde con vuestros intereses y ofrezcáis un intercambio.
Y vosotr@s, ¿habéis cambiado alguna vez de rama dentro de vuestro campo? ¿Cómo fue el primer contacto?
Nos leemos,